¿Adiós, privacidad? La policía francesa podrá acceder a cámaras y micrófonos de sospechosos
Los miembros de la Asamblea Nacional Francesa votaron unánimemente a favor de la aprobación de una parte de una reforma que podría otorgar a la policía poderes sin precedentes para la vigilancia de sospechosos. El controvertido "Artículo 3" de la ley, aprobada con 80 votos a favor y 24 en contra, permitirá a la policía activar de forma remota cámaras, micrófonos y sistemas de geolocalización en dispositivos conectados a Internet (automóviles, portátiles, celulares, etc.) de presuntos delincuentes sin su consentimiento, e incluso sin que ellos se den cuenta de lo que está sucediendo.
Las autoridades no podrán hacer esto de la noche a la mañana, será necesario obtener una autorización judicial. Si hay una solicitud de un fiscal, el juez puede autorizar la activación remota del dispositivo. Sin embargo, la vigilancia no puede continuar indefinidamente con el mismo pretexto: el juez solo puede autorizarla por un máximo de 6 meses, a menos que los fiscales encuentren una base legal para extenderla.
Según France Radio, la ley cubre delitos graves que conllevan penas de prisión superiores a 5 años. A diferencia de lo que se podría suponer, no se limita únicamente a casos relacionados con el terrorismo, sino también a la "delincuencia y el crimen organizado".
Es importante recordar que el artículo originalmente se aplicaba solo a delitos que conllevaban una pena de solo 10 años de prisión, y posteriormente se redujo el mínimo a 5 años. Un representante de MoDem, un partido aliado del presidente francés Emmanuel Macron, explicó que esta reducción se debió a que, de lo contrario, el alcance sería demasiado restrictivo y excluiría ciertos delitos como la prostitución y el secuestro parental.
¿Lo peor está por venir?
La aprobación del artículo ha generado temores de que la ley pueda ser utilizada por las autoridades para reprimir a activistas y de que Francia se convierta en un estado aún más problemático en términos de vigilancia. Reporterre, parte de la prensa ambiental francesa, señaló que a veces las autoridades llaman a las protestas conspiraciones criminales. Esto teóricamente permitiría que la policía usara el proyecto de ley como arma para perseguir a manifestantes.
Además, los defensores de la privacidad, indignados con el proyecto, temen que con el tiempo el alcance de la ley pueda ampliarse para incluir otros delitos o que se reduzcan las salvaguardias. *"La experiencia nos muestra que una vez que se aprueba una medida, leyes sucesivas amplían su alcance", dijo a Reporterre un abogado del grupo de derechos digitales La Quadrature du Net.
En cuanto a estas salvaguardias, el artículo enmendado establece explícitamente que los nuevos poderes policiales no pueden utilizarse para geolocalizar periodistas, médicos, funcionarios del registro civil y oficiales de justicia. La cláusula que permite la captura remota de imágenes y sonidos tampoco debe aplicarse a miembros del parlamento, senadores, jueces y abogados.
Sin embargo, esto no ha calmado a los grupos defensores de la privacidad, y con razón. Después de todo, no es una buena señal cuando el ministro de justicia tiene que referirse a "1984", una famosa novela de George Orwell que retrata una sociedad distópica bajo una vigilancia total, para defender el proyecto de ley. Durante un debate parlamentario, el ministro de justicia de Francia, Eric Dupond-Moretti, afirmó que el proyecto de ley solo afectaría "decenas de casos al año" e insistió en que era necesario para salvar vidas. “Estamos muy lejos del totalitarismo de 1984”, afirmó.
Cuando la preocupación francesa termina en una distopía
El país de la "libertad, igualdad y fraternidad" puede que aún no se haya convertido en una pesadilla totalitaria, pero la velocidad con la que está inclinándose hacia la vigilancia masiva en detrimento de la "libertad" es preocupante.
En mayo, el Tribunal Constitucional francés aprobó el uso de la vigilancia mediante inteligencia artificial en los Juegos Olímpicos de París 2024. La medida, que se aplicaría a eventos deportivos, culturales y recreativos, será válida hasta marzo de 2025. Esta aprobación convirtió a Francia en el primer país de la Unión Europea, un bloque conocido por sus medidas a favor de la privacidad, en permitir el uso de vigilancia mediante inteligencia artificial, para descontento de los activistas a favor de la privacidad. Esto ocurrió poco después de que el gobierno francés permitiera que la policía, los militares y el control fronterizo utilizaran drones equipados con cámaras para vigilar a las personas en espacios públicos con el fin de prevenir ataques terroristas, pero también para llevar a cabo labores de mantenimiento en el transporte público, monitorear las fronteras y realizar misiones de rescate.
¿Y qué pasa con la prevención del terrorismo?
El objetivo principal de estas medidas es prevenir el terrorismo y otras amenazas que podrían poner en peligro la vida de cientos de personas. No podemos negar que esto es válido en interés público, pero esto no debería ocurrir a expensas de violar el derecho a la privacidad.
Por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿estas medidas son proporcionales al riesgo y habrá suficiente supervisión para evitar el abuso de poder? Es difícil responder a estas preguntas, pero espiar a personas que no tienen nada que ver con el terrorismo nos parece un poco excesivo. Además, la creación de otra ley que involucre una vigilancia intensa puede generar más oportunidades de abuso de autoridad, lo que plantea aún más preocupaciones.
No existe una forma infalible de prevenir ataques terroristas y construir una sociedad basada en la vigilancia definitivamente no es una solución definitiva.